martes, 23 de febrero de 2010

La muerte de los amantes.

Tendremos un lecho de suaves olores,
divanes profundos como sepulturas,
y en tallos y búcaros nos darán las flores
aromas extraños bajo albas más puras.

Nuestros corazones, amando a porfía,
darán de su antorcha la llama postrera:
dos llamas gemelas son tu alma y la mía,
espejos que miran la eterna ribera.

Relámpago únicoccc, centella preciosa,
una tarde mística, de azul y de rosa,
el adiós seremos, el llanto, el sollozo.

Y después un ángel, abriendo las puertas,
los espejos turbios y las aguas muertas,
resucitará temblando de gozo.


Charles Baudelaire.
(Mi poema favorito de amor)

viernes, 19 de febrero de 2010

Prisa.

Va el ave con prisa,
porque el tiempo no existe.
No existen las horas ni los segundos.
Sólo existe la prisa.

Atraviesa los ríos negros,
y se sumerge en una nube inocua.
Rinde honores a la cordillera,
y luego regresa con los arrecifes.

Nada lo detiene, es voraz,
al alimentar su sed de viento y brisa.
Gira digno sobre cabezas fatuas,
y su espiral auréolo es finito como el campo.

Se eleva cada instante más alto,
zumbando sus alas y cuerpo.
La prisa alimenta su argumento,
y llega al cielo de febrero.

Me encuentra a mí tendido en las alturas,
con la cabeza llena de lluvia,
y no se detiene a hablarme,
no;
circunda mis piernas con su prisa audaz.

Sin embargo escucho su voz de ave,
que me inunda la conciencia atormentada,
y reconozco pocas palabras,
y las atesoro en mi incetidumbre.

Se ha alejado el ave con prisa,
y me ha dejado austero y silencioso.
Las palabras fueron cinco:
Hogar, Crecer, Carretera, Judas, Amor.

Era la respuesta que siempre
había estado esperando para mi vida.
Y ahora río, a carcajadas, mi dicha.

Va el ave con prisa,
porque el tiempo no existe.




Draco.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Mi cabeza está llena de lluvia.

El verano es alto y elegante,
y reina sobre mi cabeza humilde.
Sin embargo su luz no es poderosa,
porque no seca la lluvia en mí.

Cierro los ojos y me empapo,
con la llovizna interna de mi cuerpo,
que moja la codicia y el deseo;
el olor a tierra húmeda brota ahora.

Este temporal ha durado años,
y se viene gestando desde la primavera,
cuando yo sólo gemía como respuesta
a lo desconocido e inhumano.

No hay nubes dentro de mí,
tan sólo lluvia.
Nubla mi clarividencia,
y me ciega, me enaltece y me ciega.

Pero aún así,
y cuando todo es gris y entumido,
puedo recortar la silueta
que hace espantar las gotas.

Persona parada bajo la lluvia.
Ayúdame.

Persona que se aleja de mí en la lluvia,
tráeme el verano tierno.


Draco.

martes, 16 de febrero de 2010

The unexpected call, 

      the cruel joke,
     the endless laugh, 
                                       our shaking hands.

    [...as if I needed all of this to realize how high the sky could be]



 

Mi única excepción.
Eres mi única excepción
 

This is for the boy who doesn't want be loved.


Do not tell me it hurts
to be afraid of uncertainty.
Because I have been through
the same feelings before.

But then tell me to shut up,
because you won't like what
I need to say.
These words. Like bullets.

How can I be so unfair with my heart?
It's always been there,
making my blood move like air.
I can't just silence it.

And yet you tell me
that you do not want to be loved.
But I do not think you're loveless.
You are just scared.

Scared of happiness,
which is passing by your balcony,
there, where the sea and the sky
are like brothers and sisters.

I'll take this easy,
do not worry about me.
I'll find my way back,
I'll find my way back.

BUT I NEED TO GIVE YOU LOVE,
because you deserve it.
More than anybody,
you do, I do, we do.

Give one chance.
And this hole in my chest
will be gone forever.

Because if you give up
WHAT AM I SUPOSSED TO DO?



Draco.

lunes, 15 de febrero de 2010

Tus anhelos.

Tus anhelos.

Las manchas ya casi borran,
Nuestros delicados y temerosos sueños.
Ya no queda piel quejumbrosa,
Tan solo el alma en desvelo.

La carne roza el aire,
El aire aviva el fuego.
La pasión nos junta y luego
Nos arroja al mar de ensueños.

Los anhelos vuelan sueltos,
sobre besos ya sin dueño.
Los temores corren lejos,
Bajo espectros de los sueños.

Tus colores no se han ido,
Siguen quietos como hielo,
La luna los congela
Para siempre bajo un velo.

Bajo el velo de los anhelos,
Los anhelos de los sueños.


Draco.

jueves, 4 de febrero de 2010

Tu silencio es hermoso



Si un árbol cediera su altanería
y nos permitiera escuchar su lenguaje,
éste sería como tu silencio.

Si en el desierto la brisa matutina
gimiera de placer al levantar la arena,
sonaría como suena tu silencio.

Si mi jardín abriera los labios negros
para beber el rocío congelado,
su murmullo se parecería a tu silencio.

Si una tumba al cerrarse abruptamente,
resquebraja la mortaja que cubre al difunto,
el sonido sería idéntico a como es tu silencio.

Si tuviéramos oídos más atentos,
y escucháramos la fuga que produce nuestra sangre,
por las venas, ésta sería igual que tu silencio.

Si el día,
si la noche,
si la envidia
y el desenfreno,
entonaran himnos fatuos,
ya sabrías que que la melodía
sería como tu silencio...

Amor,
si tú me hablaras por al menos un segundo,
y contra mi oreja juntaras tus labios estrenados,
y me susurras dos indómitas palabras.
éstas serían tan hermosas como tu silencio.

Pero no me hablas,
y mantienes la mudez que produce la contemplación,
de esta luz salada,
de mi resplandor que no muere.

Y callas, indiferente,
sonriendo y girando sobre el aire y mucho más allá,
apaciguando la tormenta de este cielo
que es hermoso,
hermoso como tu silencio.


Como el silencio tuyo.




Luis Bravo.

martes, 2 de febrero de 2010

Año


Año


Todo comenzó el primero de enero, a las cero horas y un segundo.
Aníbal sintió dos escalofríos recorrer su espina dorsal y eso le brindó tranquilidad: para cuando el próximo segundo del año llegó, pudo abrir los ojos y contemplar los cuerpos que lo rodeaban. Eran pueriles. Mansos. Estaba la Negra, que al ritmo de la música, hacía culebrear su vientre de arriba abajo. A su lado, Daniel se dejaba hipnotizar por sus pechos, visibles tras la translúcida blusa. Intentaba seguir el beat de los sonidos, pero estaba más concentrado en la Negra. Ella sudaba, a pesar del frío, y él se calentaba.
Aníbal de pronto escuchó a Cata.
– ¡Paren la música, cabrones! ¡Párenla! ¡Se nos pasó el año nuevo y no nos dimos los abrazos!
Aníbal sonrió ante la inocencia de Cata, pero no dijo nada, pues entendía lo cursi que era para los ritos sociales importantes, y si quería detener la fiesta para abrazarse unos con otros, la dejaría. Esta vez no pondría resistencia.
– ¡No nos dimos ni cuenta! – rió la Negra.
La música se detuvo sin más y todos dejaron de bailar y empezaron a repartir abrazos a los que estaban más cerca. Aníbal, tirado sobre un sillón que jamás olvidaría, comenzó a reír a carcajadas de lo ridículo que resultaba la escena. Todos tan necios, tan comunes. Vibró al máximo con su risa y se sintió feliz por unos pocos segundos. Ahí estaba él y nada andaba mal, ni siquiera el hecho de que tendría que mamarse abrazos inventados con saludos fingidos. Nada más pintoresco. El estómago le dolía de tanto reírse y el licor de su vaso le salpicó encima.
– Mierda… – dijo.
Lo dejó a un lado y contempló la desgracia: ahora andaría pasado a ron con Coca Cola toda la noche, que recién comenzaba. Intentó incorporarse pero Cata de repente se le tiró encima, aplastándolo contra el plástico que cubría los cojines. Sintió su figura de adolescente tierna encajar sobre sí, y cruzó sus brazos alrededor de su cintura escueta. El olor a vainilla le hizo sentir renovado y corrió el rostro para poder inhalar oxígeno.
– ¡Feliz año, Cárcamo! – gritó ella muy cerca de su oreja. Aníbal respondió con sonidos alternados e intentó correrse a un lado. Cata, ya algo borracha, se incorporó a tropiezos y continuó buscando amigos.