lunes, 11 de mayo de 2009

Días tres


No ha sido un mal día. Es más, me parece que el aire ha circulado con más facilidad dentro de mí, lo que es siempre algo positivo. Y no sólo el aire, sino todo aquello que conforma lo que yo soy y me hace el Luis único que esconden estos pelajes de carne. La Universidad va bien; he estudiado mucho. Mi padrino parece estar aceptando con buenos signos vitales todo el tratamiento que, esperamos, matará aquel bicho diabólico que tiene en su cerebro y que nos tiene a todos con la garganta reseca y la fe confiada. En realidad espero que su salud mejore, pues mucho depende de él. No he perdido el tiempo, y eso me hace sentir feliz, o al menos normal, no triste. Lidiar con todo lo que siento se ha vuelto tarea más llevadera, y de alguna manera ya no me afecta tanto palpar la cercanía de aquella persona que tú, Luis, tanto conoces en pensamiento. Está presente gran parte del día. ¿Será una cosa buena? Lo dudo, quién sabe. Hoy las miradas se cruzaron un par de veces, y pucha que cuesta descifrar sus ojos, sus entornados ojos de miel. El día estuvo nublado, al igual que mi silencio.

No hay comentarios.: